De Comodoro a El Bolsón con amigas: un viaje para vivir una aventura y enamorarse de los paisajes

Viajar a El Bolsón es una muy buena opción cerca de Comodoro Rivadavia. La escapada ideal para un grupo de amigas jóvenes y disfrutar unos días en un paisaje de ensueño. Económico y accesible al bolsillo. En esta crónica te contamos todo para planificar tu viaje.  

  
En nuestro caso viajamos en marzo, nos hospedamos en una cabaña para 4 personas, visitamos diferentes lugares de gastronomía y distintos rincones de este hermoso pueblo turístico de La Patagonia Norte. Todo por $93,000 cada una, más la comida. 
  
Después de meses de planificación, finalmente llegó el momento de embarcarnos en este viaje que fue inolvidable. Para viajar elegimos Via Tac. Fueron 12 horas en colectivo de larga distancia, pero cuando llegamos sentimos una conexión instantánea con la naturaleza y la tranquilidad que nos rodeaba. El viaje valió la pena. 

  
La ciudad nos recibió con un clima agradable en una mañana donde el sol se asomaba de a poco y nos permitía observar paulatinamente la forma en que se reflejaba entre las hojas de los árboles y la maravillosa vegetación que se deja ver en cualquier sector en el que pasés. 
  
Nos sentimos tan anonadadas por el paisaje de la ciudad, que al observar tan fervientemente un árbol de Nogal, una nuez cayó directamente en mi cabeza, así recordando nuestro destino hacia la cabaña donde iríamos a quedarnos entre risas y fotos. 
  
Luego de acomodarnos y vestirnos acorde al clima del primer día, fuimos a la Oficina y a la Secretaría de Turismo para obtener toda la información necesaria de los lugares que queríamos visitar, tarifas de colectivos, formularios para ingresar a algunos destinos, y recomendaciones a tener en cuenta a todo momento. Están ubicadas en la calle Perito Moreno y Gral. Roca, a solo unas cuadras de la plaza principal.  
  
Debido al clima y al tiempo que teníamos perfectamente medido, nuestra primera parada fue la Pasarela del Río Azul en Lago Puelo, así como también el Río Blanco Motoco. La Pasarela, un mirador natural suspendido sobre el agua, ofrece una perspectiva única del entorno. Esta estructura elegante y sutil se integra perfectamente en el paisaje, permitiendo una conexión reconfortante con el paisaje. Caminando por allí, el sonido del agua y el canto de los pájaros llenan el aire, creando una atmósfera serena que llena los sentidos con solo contemplarla. Así como, también, en el Río Motoco se puede apreciar la forma en que el cielo se refleja en el agua fresca y cristalina, y nos invita a tomar unos mates y refrescarnos con la relajada corriente. Para ir hacia allá, tomamos un colectivo que hacía un viaje directo y nos dejó justo en la entrada del recorrido hacia la Pasarela. 

  
Cuando la noche comenzó a asecharnos, decidimos volver a la ciudad. Aunque nos costó dejar aquel maravilloso paisaje, juntamos nuestras cosas y residuos, y nos encaminamos nuevamente a la ruta para esperar al próximo colectivo. Esa es una de las formas más fáciles de transitar por la zona. El colectivo es rápido y seguro. Pagamos cada vez con efectivo, cada pasaje entre 500 y 800 pesos.
Un par de horas más tarde, nos alistamos y salimos a recorrer la ciudad nocturna. Llegamos a El Patio Cervecero, un restaurante con mesas al aire libre, al cual ingresamos luego de una fila de veinte minutos. Con unas pizzas, música en vivo y unas cervezas artesanales, dimos cierre al primer día de nuestro increíble viaje.  
  
El maravilloso Cajón del Azul 

  
Queríamos aprovechar el viaje para conocer, por eso al otro día, el despertador sonó a las 6 y media de la mañana. Estábamos listas y emocionadas por el destino que nos esperaba ese día, en uno de los parajes más esperados: El Cajón del Azul. 
  
Por supuesto, se recomienda llevar abrigo y todo lo necesario para la visita. Sí, porque debe planificarse.  
  
El día anterior llenamos el formulario en la página web que nos indicaron en la Oficina de Turismo para poder realizar el recorrido. Ese documento hay que mostrarlo en la entrada y, luego de una charla llena de información e indicaciones, emprendimos el camino por el sendero. 

  
Fueron unas 3 horas de naturaleza por doquier. Llevar agua y alguna fruta es primordial para poder recorrer tantos kilómetros a pie. Tener un buen calzado, cómodo, es también importante.  
  
Al caminar por el sendero que bordea El Cajón del Azul, el sonido del agua y el viento en los árboles te envuelven a cada paso.  La vista del río Azul, con sus aguas de un azul profundo, te deja sin aliento. La sensación de pequeñez ante la naturaleza es inevitable, mientras que la belleza del entorno te llena de asombro y admiración. Se trata de una experiencia única e inimaginable. 
  
La vuelta nos dejó muy cansadas, con unas 2 horas y media de senderismo, pero llegamos a tiempo a tomarnos un colectivo de vuelta a la ciudad. De igual forma, el cansancio no fue impedimento para que cenáramos ñoquis caseros haciendo honor al día 29, entre anécdotas, charlas y preparaciones para lo que acontecería al día siguiente. Un paseo nocturno fue nuevamente el cierre del día. 

  
El gran Piltriquitrón  

  
El Cerro Piltriquitrón nos recibió en la mañana del tercer día. Con unas inmensas ganas de aventura, decidimos subir los 8 kilómetros hasta la plataforma a pie. El sendero es empinado en muchos lados y hay que tener precaución con los autos que transitan, pero la naturaleza se vive de forma muy particular y la experiencia del avistaje de paisajes maravillosos es para siempre.  
  
Ya en la plataforma del cerro, subimos un kilómetro más hasta el Bosque Tallado, donde hicimos parada en el refugio para comer y tomar mates. Al subir al refugio de la Cumbre, nos informaron que debido al horario ya no podíamos subir el último tramo del Piltriquitrón ya que era muy peligroso si la noche caía, así que hicimos camino de vuelta a la cabaña. Realmente la experiencia vale la pena. Es recomendable el esfuerzo. 
  
Aunque en nuestro caso tuvimos suerte. Una pareja de Comodoro nos vio batallando en la bajada y nos ofrecieron llevarnos hasta nuestra residencia temporal. Gracias a ellos, terminamos el paseo sin dificultad.  
  
Esa noche, descansamos luego de un asado cocinado por una de nosotras, una experiencia reconfortante y llena de sentimientos encontrados entre comida, cervezas de frambuesa y emoción. 
  
La mañana siguiente, dos partieron nuevamente al Piltriquitrón con ansias de cumplir el recorrido hasta la cumbre, tal como un desafío hecho para cumplirse y con el anhelo de ver las vistas de ensueño. El avistaje de allí maravilló a las aventureras y les llenó el corazón de emociones nuevas, con una sensación jamás vivida y un paisaje que llevarán en la memoria para siempre. Las otras dos fueron de visita a Lago Puelo, para presenciar el Festival del Alfajor.  

  
Las cuatro amigas volvimos a encontrarnos en El Bolsón, y recorrimos por primera vez, todas juntas, la inmensa feria de la Plaza Pagano. Repleta de feriantes, y hasta con shows en vivo, dimos fin a ese día con comida deliciosa y un paseo nocturno con helado artesanal. 
 

Nuestra última mañana en la maravillosa cordillera, la pasamos recorriendo todos los avistajes del Cerro Amigo, ese lugar hermoso que nos invitaba a tomar mate en cualquier sitio del sendero y que nos fascinó con la vista en cada uno de sus miradores. Rodeadas de naturaleza, un aire fresco pero sumamente reconfortante, el sonido de los pájaros autóctonos y la incesante emoción en nuestros corazones, dimos por finalizada nuestra última aventura en la ciudad turística. 
  
Al despedirnos del Bolsón, llevamos con nosotras recuerdos inolvidables y una sensación de renovación y conexión con la naturaleza, nos enseñaron a armonizar con nuestro entorno y valorar cada momento. El viaje de regreso fue melancólico, pero la imagen de cada experiencia vivida quedó grabada en nuestra mente. Las montañas, el río, los senderos, todo queda vivo en los recuerdos, como un llamado a regresar.

¿Qué más te gustaría saber de El Bolsón? Dejanos tu pregunta en un comentario y te la respondemos.