Su bisabuelo fundó una histórica panadería de Comodoro y ahora sigue el legado con su pastelería sin gluten

Este fin de semana, Julieta Suárez será parte del Festín de Sabores, donde compartirá su pasión por la pastelería sin gluten. Esta emprendedora y pastelera sigue el camino de su familia en el mundo de la panadería, pero con una propuesta diferente. En esta crónica te contamos quién es Julieta y cómo convirtió su historia familiar en un emprendimiento innovador.

04 de abril de 2025Barbi CárcamoBarbi Cárcamo

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Desde su apertura, Amapola Gluten Free, se ha convertido en un punto de referencia para quienes buscan opciones aptas para celíacos e intolerantes al gluten. El movimiento constante dentro del local es una prueba del interés que ha despertado entre los vecinos de Comodoro. Cada cliente que cruza la puerta lo hace con la misma inquietud: encontrar productos seguros y libres de contaminación cruzada, pero sin resignar sabor.

Julieta expresa su alegría por la respuesta del público. “Cada vez viene más gente, en Comodoro hay mucha gente intolerante y muchas personas celíacas, y acá encuentran un lugar seguro donde tiene opciones para cualquier condición y son saludables”, cuenta. Pero este proyecto no surgió de un día para otro. 

Un oficio de familia

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El amor de Julieta por la panadería no es casualidad: lo lleva en la sangre. Desde pequeña, pasó horas en la panadería de su abuelo, fascinada por los aromas y el ritmo de trabajo. “La pastelería me gustó siempre, porque esto viene de familia. Mi abuelo, Tito Cárcamo, era panadero hace más de 50 años y su papá fundó la panadería Cárcamo e hijos, hace millones de años. Yo recuerdo de chica ir a la panadería y robarme cosas para probar. Así que viene en mis genes, está ahí la magia”, dice entre risas.

Su infancia estuvo marcada por la cocina. Mientras otros niños veían dibujos animados, ella se fascinaba con programas como Utilísima y Cocineritas. A los tres años, pidió su primera cocinita, y a los nueve sorprendió a su familia con su primer budín. “Me acuerdo haber visto una receta y dije ‘yo quiero esperar a mi mamá con un budín’. Miré la receta, pedí que me prendieran el horno y la hice. Y así hice mi primer budín con 9 años. Salió excelente, se había quemado un poquito arriba porque no sabía calcular el horno, pero mi mamá estaba sorprendida”, recuerda con nostalgia.

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Su curiosidad por la pastelería la llevó a tomar cursos desde temprana edad. Estudió en el Ceret, donde aprendió sobre pastelería y comida navideña. Más tarde, en la búsqueda de mejorar sus conocimientos, incursionó en cursos online y experimentó con distintas recetas. Sin embargo, todo cambió cuando descubrió que era intolerante al gluten y a los lácteos.

Fue aprender todo desde cero, reinventar su forma de alimentarse, tuvo que aprender a cocinar sin gluten. Su interés la llevó a capacitarse en una escuela de Córdoba, donde se recibió como pastelera y panadera profesional sin gluten. También dedicó horas a tutoriales y formaciones con referentes como Alejandra Temporini. “Me miré todo y probé todo. Mi familia también probó mis recetas acostumbrándose a otro sabor, estudié con Alejandra Temporini, que es una de las más grosas, y un día me animé a abrir mi propia panadería”.

Amapola: un sueño hecho realidad

Diseño sin título (24)En los principios de Amapola, Julieta atendía, cocinaba y ordenaba sola


Con el apoyo de su familia, Julieta buscó un local, lo alquiló y lo preparó con esmero. Así nació Amapola Gluten Free, un espacio donde todo está pensado para ofrecer productos sin gluten, saludables y deliciosos. “Hay cosas sin azúcar, sin lactosa, con harinas integrales, con aceite de oliva, todo libre de gluten, para tener una propuesta diferente”, señala.

Pero el espíritu de Amapola no se limita solo a la alimentación. “Pero también vas a encontrar energías positivas y amor, porque este proyecto nace del amor que tengo por la cocina pero también por la conciencia del cuerpo, de la mente y del alma”, reflexiona.

Este emprendimiento no solo representa su pasión por la panadería, sino que también es una forma de honrar el legado de su familia. Sus bisabuelos, David y María, llegaron a Argentina desde la Isla de Chiloé en la década del 30 y compraron una panadería que con el tiempo se convirtió en un negocio familiar.

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En ese local de la calle Sarmiento, entre Belgrano y España, su abuelo Héctor aprendió el oficio junto a sus hermanos. En aquellos tiempos, el pan se repartía en carreta con caballos y el trabajo era completamente artesanal. Julieta aún guarda en su memoria los últimos días de la panadería y la fascinación que sentía cada vez que entraba en ese mundo de harina y hornos encendidos.

“Aún me acuerdo cuando iba. Tendría unos seis años. Por eso es un gran orgullo seguir con este legado. Mi abuelo está feliz, vino dos o tres veces, tiene 82 años y está muy orgulloso, y eso me llena de alegría porque para mí él es todo. Así que esto es una gratitud, porque me honra mucho venir de donde vengo y con esta edad que tengo reivindicar a mi sistema y hacer algo diferente”, concluye emocionada.

Con el paso del tiempo y la creciente demanda del local, Julieta fue formando un equipo de trabajo. La mayoría de las recetas de Amapola son de su autoría o adaptaciones que surgieron a partir de su experiencia. Al poco tiempo de abrir, se sumó su hermano, chef y pastelero profesional formado en Cuina, en Comodoro. Juntos comenzaron a incorporar nuevas propuestas y a diversificar la oferta.

Más tarde, se integró un tercer miembro al equipo para reforzar el área de panadería, quien fue capacitado por la propia Julieta. Desde entonces, el grupo se fue consolidando, siempre con el objetivo de ampliar las opciones y de ofrecer productos que respondan a las distintas necesidades alimentarias. En la actualidad, elaboran productos sin gluten, muchas veces sin lactosa, veganos, sin azúcar y, próximamente, lanzarán una línea de productos keto en este mes de abril.

Para Julieta, lo más importante es que cada persona -ya sea por una condición, una necesidad o una elección alimentaria- pueda sentarse a la mesa con una propuesta segura y deliciosa. Ese es, según ella, el espíritu revolucionario de Amapola: la posibilidad de compartir, de no quedarse afuera de un encuentro con amigos o familia por no tener qué comer.

Diseño sin título (25)Amapola presente en ferias sin tacc por El Día del Celíaco en Rada Tilly


Julieta en el Festín de Sabores

Este fin de semana, Julieta formará parte del Festín de Sabores de Comodoro, un evento que reunirá a grandes chefs en el espacio AGUA. Allí, con cocinas en vivo, los asistentes podrán descubrir técnicas y secretos de la gastronomía patagónica. Su presencia en el festival es un reconocimiento a su trabajo y una oportunidad para seguir difundiendo su pasión por la pastelería sin gluten.

Con esa misma propuesta inclusiva y consciente, Julieta se presentará en el evento con una amplia variedad de productos dulces y salados. Habrá opciones sin azúcar, sándwiches vegetarianos y versiones keto, además de las especialidades que ya son conocidas por su público: budines, brownies, cookies, alfajores y otras delicias hechas con ingredientes de calidad, como un excelente chocolate.

A través de Amapola Gluten Free, Julieta Suárez ha logrado fusionar tradición e innovación. Su historia es testimonio de que la pasión y el compromiso pueden transformar un sueño en realidad. Y, sobre todo, es una invitación a que todos, sin importar sus restricciones alimentarias, puedan disfrutar de un buen momento alrededor de la mesa.

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