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Desde Lago Puelo, una dulcería artesanal con alma familiar que transforma frutas autóctonas en pequeñas joyas comestibles.
Martín y Alejandra son de Buenos Aires y recientemente visitaron Comodoro Rivadavia, gracias a la invitación de una pareja que conocieron en la estación de servicio de Sierra Grande. La pareja, que viaja con su perro, quedó encantada con la ciudad. “Nos encontramos con gente maravillosa. Pablo y Pau y sus hijas Bianca y Malena nos hicieron sentir parte de su vida y nos mostraron la ciudad con mucho cariño", contaron a Me Gusta Patagonia.
Exclusivo Me Gusta Patagonia03 de abril de 2025Recorren el mundo a bordo de su Traffic 91. Su proyecto, llamado "Vivir Nómade", los ha llevado a descubrir paisajes y personas inolvidables. En su travesía por la Patagonia, hicieron una parada en Comodoro Rivadavia, ciudad que los sorprendió gratamente y donde se quedaron más tiempo del planeado.
"Iba a ser realmente de paso y nos terminamos quedando dos semanas porque quedamos encantados con la ciudad y la gente que conocimos", cuenta Martín. Lo que comenzó como una coincidencia en una estación de servicio en Sierra Grande, terminó en una estadía inolvidable gracias a la hospitalidad de Pablo, Paula y sus hijas, quienes los recibieron en su hogar.
"Nos encontramos con gente maravillosa. Estuvimos mucho con la familia de Pablo y Pau, con sus hijas Bianca y Malena. Nos hicieron sentir parte de su vida y nos mostraron la ciudad con mucho cariño", relata Alejandra. Entre los lugares que visitaron, mencionan el Cerro Viteau y otros rincones de Comodoro que los sorprendieron.
La pareja inició su aventura con un sueño claro: llegar hasta Alaska. "Nos motivó las ganas de conocer, pero también de tener tiempo para nosotros. Sentíamos que la vida no podía ser solo levantarse a las seis de la mañana, cumplir un horario y trabajar, tiene que haber algo más", explican. Desde entonces, han aprendido que no se necesita mucho para vivir. "Nuestra casa es nuestra Traffic, nuestra perrita y lo esencial".
Antes de comenzar con la aventura, Alejandra trabajaba de Administrativa Contable y Marín de Seguridad, y admiten que la decisión no fue fácil y que costó procesar el cambio, “Dudamos, pero hoy en día estamos acá y estamos muy contentos”.
Para sustentar su viaje, han explorado diversas formas de trabajo. "Hoy por hoy tenemos nuestro canal de YouTube en constante crecimiento, hacemos artesanías y gestionamos redes sociales", detallan. A lo largo del camino, han descubierto habilidades y oportunidades que les permiten continuar su travesía.
Antes de llegar a Comodoro, recorrieron diversos puntos de la costa atlántica argentina, como Mar del Tuyú, Mar del Plata, Sierra de los Padres y Necochea. También pasaron por Puerto Madryn, donde pudieron disfrutar de la Playa Paraná y sus paisajes. Ahora, con la llegada del otoño y las bajas temperaturas, han decidido seguir su viaje hacia el norte, atravesando Santa Cruz y continuando por la ruta que los llevará, con el tiempo, hasta su gran destino: Alaska.
Si bien tenían planeado llegar a Ushuaia, el clima los hizo cambiar de rumbo. "Ni se les ocurra ir a Ushuaia con este frío", les advirtió Pablo. Por eso, en lugar de bajar más al sur, decidieron subir rumbo a Alaska. "No tenemos prisa, queremos que el viaje dure lo que tenga que durar", afirman.
Entre los recuerdos que se llevan de Comodoro, destacan la calidez de su gente y la inmensidad de sus paisajes. "Nos vamos encantados, aunque el viento fue todo un desafío. No estamos acostumbrados a esas ráfagas", dicen entre risas. Una de las noches que pasaron en la estación de servicio de Ureca vivieron una experiencia inusual: "Nos agarraron ráfagas de 120 km/h, fue como estar dentro de una licuadora".
Martín y Alejandra invitan a quienes sueñan con viajar a animarse. "Si tienen sueños, hay que buscarlos. La vida es una y hay que vivirla". Su historia es un recordatorio de que el mundo está lleno de sorpresas y de que, en cualquier rincón del camino, se pueden encontrar personas dispuestas a abrir sus puertas y corazones.
Instagram: Vivir Nómade
Desde Lago Puelo, una dulcería artesanal con alma familiar que transforma frutas autóctonas en pequeñas joyas comestibles.
Roberto Vara es profesional del turismo desde hace más de 25 años, nació y se crió en Comodoro Rivadavia y hoy junto a Walter Barquín, su socio, apuesta al desarrollo local con una agencia que se enfoca exclusivamente en el turismo receptivo, apostando por sus paisajes, su historia y su potencial como destino turístico. “Queremos dejar de ser ciudad de paso”, dijo a Me Gusta Patagonia.
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